miércoles, 30 de abril de 2008

Drácula, Frankenstein y la ley de radiodifusión


by Jorge Lanata (Diario "Crítica de la Argentina, edición impresa del 30 de Abril 2008)

En el verano de 1816, Mary Shelley tuvo las vacaciones más productivas de su vida. Pasó algunas semanas en la villa de Lord Byron, en Suiza, junto a su esposo Percy y otros amigos. Hartos de los juegos de salón y de las historias familiares, el grupo organizó un concurso de cuentos de terror. En Villa Diodati, Mary Shelley soñó al monstruo, y Lord Byron escribió varias leyendas que había escuchado sobre los vampiros en los Balcanes. Byron publicó la primera versión de Drácula en 1819, aunque no se llamaba así, ni era conde de Transilvania, y Mary Shelley –hija de una feminista y un filósofo, esposa de un poeta romántico– escribió la historia de Victor Frankenstein, el estudiante de medicina de Ingolstadt que crea una vida a partir de partes de cadáveres. La de Frankenstein es, también, la historia del creador que muere a manos de su obra.

La clase política argentina no se cuenta cuentos de terror, sino que a veces los protagoniza e, incluso, tiene algunos intereses en Suiza, aunque no una villa como la de Byron. Es cierto que no hay aquí poetas románticos ni muchas chicas encantadoras, pero la alquimia de los tiempos quiso que la paradoja del monstruo volviera a repetirse: ahora el Gobierno se ha decidido a modificar la Ley de Radiodifusión. La bendita ley nació al amparo de la dictadura y creció bajo el atento cuidado de todos los gobiernos constitucionales desde 1983.

–Nuestro principal problema es Clarín –me dijeron, al menos, dos interventores del Comfer en dos gobiernos distintos.

La impunidad y la corrupción son como el aire acondicionado: uno los escucha cuando recién se encienden pero después, por arte de magia, parece que dejaran de hacer ruido. El alma y el oído parecen acostumbrarse a todo. En los primeros años de la democracia, cuando aún pretendían guardarse algunas formas, la propiedad de Radio Mitre a manos de Clarín –algo ilegal en ese entonces– circulaba, al menos, como un secreto a voces. Después, con Menem, todo se volvió legal y se aumentó de 4 a 24 el número de licencias que un solo propietario podía tener. Citábamos en aquellos años, con ingenuidad, el caso de Bahía Blanca, donde La Nueva Provincia (del grupo Massot) posee la radio AM, una FM, el canal de cable y un canal abierto, todo en la misma ciudad. Luego también eso, ilegal en cualquier país desarrollado, comenzó a ser normal. Después, a diez minutos de asumir, Néstor Kirchner postergó las licencias por 10 años y comenzó con Clarín un romance que duró hasta hace algunas semanas y tuvo dos hitos de telenovela: la aprobación de la Ley de Bienes Culturales y el lobby judicial que aprobó –hasta ahora– la fusión de Multicanal y CableVisión, permitiéndole apropiarse del ochenta por ciento del cable de la Argentina. También corrió a los codazos a los canales de noticias de la grilla y le hizo espacio a “Cristina 5 Néstor” (C5N), que también logró un asiento preferencial en el helicóptero del presidente, con la misma lógica que Menem, en su momento, le cedió a Daniel Hadad la frecuencia de Radio Municipal, que aloja a la antes hipermenemista hoy hiperprogresista Radio 10. También, en estos años, cimentó su multimedios el ex chofer Rudy Ulloa, y el grupo Vila-Manzano siguió con su política de adquisiciones en el interior.

Ahora, de golpe, el presidente Kirchner vio la luz. Es difícil creer que entonces no hubo condiciones objetivas favorables, ya que el Gobierno tiene ahora mucho menos poder que antes. Pero la luz se encendió igual, y una voz desde el cielo le dijo:

–Néstor: ha llegado el momento de volver más democrática a la democracia. (A la voz le gustan los juegos de palabras.)

Así las cosas, el proyecto de ley de radiodifusión es una buena noticia. Trabajamos por él desde hace más de veinte años, y sería incoherente no apoyarlo ahora que el Gobierno advirtió que existen los monopolios y quiere hacer cumplir la ley. Hay en la discusión, sin embargo, algunos elementos curiosos: ¿por qué 12 licencias en lugar de 24?

Quiero decir: ¿por qué 12 y no 5, o 3 u 11? Con que lógica se llega a ese número? ¿Con qué argumento se sostiene? Cuando un número es tan arbitrario, se tiende a pensar que lo es por algún motivo. ¿Es 12 porque favorece a alguien? En ese caso, ¿a quién?

¿Puede un mismo grupo tener, en una misma ciudad, un diario, una radio AM, otra FM, un canal abierto y otros de cable? En ningún país del mundo se le permitiría. La nueva ley debe atender el problema de la concentración y la monopolización de opciones. ¿Y qué pasará con internet? ¿Quedará, otra vez, sin legislarse? ¿No es internet, esa fascinante biblioteca mundial, un poderoso y nuevo medio de comunicación? En su proceso concentrador, el rol de los medios se ha ido desvirtuando cada vez más: empresarios que aparecen de la nada con dinero negro de la política, testaferros desconocidos en la industria, extorsionadores que montan imperios mediáticos. ¿El Estado ejercerá –a la hora de entregar licencias– su poder de policía investigando a quién se le dan los medios?

Si el Gobierno no tiene hoy el equilibrio suficiente para distribuir la publicidad oficial y lo hace de modo discrecional, ¿lo tendrá a la hora de entregar los permisos? ¿O será este un nuevo desfile de amigos, otros amigos pero amigos al fin? Es cierto: las leyes se discuten por lo que son y no por quienes eventualmente las aplicarán.

¿Quién podría, de buena fe, discutir que no es justo y lógico que los sindicatos, las oenegés, las universidades, las asociaciones cooperativas, tengan un medio? Ojalá pueden llevar adelante medios profesionales, eficientes y atractivos. ¿Quién podría querer taparles la boca? Una buena ley de radiodifusión, bien aplicada y que no duerma en la teoría, logrará una sociedad más justa y equitativa. Cometería un grave error el Gobierno si quiere apropiársela, si la interpreta como un camino más en su carrera por concentrar poder.

Los grandes grupos corren por el pasillo como tías al borde del soponcio: invocan la libertad de prensa; la misma que ellos violan cuando desinforman, cuando cobran por el silencio o por la palabra, cuando deliberadamente engañan.

¿Tendrán, los mismos que crearon al monstruo, la fuerza para eliminarlo? En ese caso, el final de Victor Frankenstein es desalentador: Victor persiguió a la criatura hasta el confín del mundo. Murió en un barco que lo recogió entre los hielos del Ártico. Poco después, el monstruo sube al barco y le relata sus motivos y triste historia al capitán: “No tema usted –le dice–: no cometeré más crímenes. Mi tarea ha terminado. Ni su vida ni la de ningún otro ser humano son necesarias ya para que se cumpla lo que debe cumplirse. Bastará con una sola existencia: la mía. Y no tardaré en efectuar esta inmolación. Dejaré su navío, tomaré el trineo que me ha conducido hasta aquí y me dirigiré al más alejado y septentrional lugar del hemisferio; allí recogeré todo cuanto pueda arder para construir una pira en la que pueda consumirse mi mísero cuerpo.”

Se puede construir otro final. Depende de nosotros hacerlo.

AHORA NOSOTROS: ¿SE PUEDE CONSTRUIR OTRA REALIDAD, CUANDO EN UN PAÍS LA ESTABILIDAD DE LA LEY DEPENDE DEL TOMA Y DACA COYUNTURAL; PRODUCTO DEL AFFAIRE ENTRE EL GOBIERNO DE TURNO Y EL PODER ECONÓMICO?

OPINÁ

¿Cómo pintó la prensa el primer 1º de Mayo?


La revolución industrial (en sus dos etapas, la primera tras la máquina de vapor y la lanzadera volante de las fábricas textiles, y la segunda tras la energía a base de petróleo y electricidad) generó el sistema capitalista y un nuevo grupo social: el proletariado o clase obrera. Las condiciones laborales del naciente grupo social eran realmente deplorables: niños, mujeres y hombres cubrían jornadas de hasta dieciocho horas diarias sin descanso semanal, sin asistencia médica y con unos salarios menos que miserables.

A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad norteamericana. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de trabajadores rurales desocupados, asentando las primeras villas miseria que albergaban a cientos de miles de familias.
A ellos se agregaron numerosos inmigrantes europeos que arribaban literalmente sin nada. Existía una ley que prohibía “trabajar más de 18 horas diarias, salvo caso de necesidad”. La mayoría de los obreros estaba afiliada a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia política y gremial la American Federation of Labor, de origen anarquista.

En 1886, el presidente Andrew Johnson, como medida para combatir la desesperante desocupación, promulgó la llamada Ley Ingersoll, que establecía el máximo de ocho horas de trabajo diarias. Pero la ley no se cumplió en ningún lado y varios Estados la reglamentaron permitiendo jornadas de catorce a dieciocho horas. La AFL convocó a la huelga nacional para el 1º de mayo de 1866 en defensa del cumplimiento de la “Ley de las Ocho horas”. También se sumaron las organizaciones de la Unión Americana y se organizaron entonces cinco mil paros en todo el país. La prensa calificó al movimiento como “indignante e irrespetuoso, delirio de lunáticos poco patriotas”. La mayoritaria Noble Orden de los Caballeros del Trabajo remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: “Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo, ya que no hemos dado ninguna orden al respecto”. El New York Times dijo: “Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo”. Por su parte, el Filadelfia Telegram agregaba: “El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas”. El Indianápolis Journal informaba: “Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento”. Pero el premio lo llevaría el Chicago Tribune, que osó decir: “El plomo es el mejor alimento para los huelguistas... La prisión y los trabajos forzados son la única solución posible a la cuestión social. Es de esperar que su uso se extienda”.

El 1° de mayo de 1886 cientos de miles de obreros iniciaron la huelga en todo el país. En Chicago, en la fábrica McCormick surgieron algunas fricciones que generaron violencia entre los trabajadores que se negaban a entrar a laborar y la policía local; la fuerza pública acometió con armas de fuego contra los obreros, lo que dejó como resultado numerosos heridos y varios muertos. En esa misma ciudad, los obreros habían conseguido un permiso para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde Harrison, quien estuvo presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, lo dio por terminado. Pero el mismo siguió su desarrollo, con la presencia de más de veinte mil obreros. El inspector de la policía John Bonfield consideró que, habiendo terminado el acto según la manifestación del alcalde, no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a ciento ochenta policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimir. De repente estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial de nombre Degan y produjo heridas en otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se “fabricaron” descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y hasta “un molde para fabricar torpedos navales”.

La prensa, en general se plegó a esta caza de brujas: “¿Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas? ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!”. Los diarios reclamaron un juicio sumario por parte de la Corte Suprema responsabilizando a los anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.Se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos. El 21 de junio de 1886 se inició la causa contra treinta y un responsables, siendo luego reducido el número a ocho. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa hacía sensacionalismo urgiendo a ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
Samuel Fielden (inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil, condenado a cadena perpetua); Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados); y Michael Swabb (alemán, 33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua; dijo :“Hablaré poco, y seguramente no despegaría los labios si mi silencio no pudiera interpretarse como un cobarde asentimiento a la comedia que se acaba de desarrollar. Lo que aquí se ha procesado es a la anarquía, y la anarquía es una doctrina hostil opuesta a la fuerza bruta, al sistema de producción criminal y a la distribución injusta de la riqueza. Ustedes y sólo ustedes son los agitadores y los conspiradores”).


El 11 de noviembre de 1987, por fin, se consumó la ejecución de Georg Engel (alemán, 50 años, tipógrafo); Adolf Fischer (alemán, 30 años, periodista; dijo: “Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno... pero si he de ser ahorcado por profesar mis ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente. Lo digo bien alto: dispongan de mi vida”); Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista, esposo de la mejicana Lucy González, aunque se probó que no estuvo presente en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue igualmente condenado; dijo: “El principio fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme”); y Hessois Auguste Spies (alemán, 31 años, periodista; dijo: “Si creéis que ahorcándonos podéis acabar con el movimiento obrero... el movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que laboran en la miseria y la necesidad esperan su salvación, si ésta es vuestra opinión, ¡entonces ahórcanos! Aquí pisoteáis una chispa, pero allí y allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podréis apagar”); Louis Linng (alemán, ¡22 años!, carpintero, para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda).

A todos ellos se los recuerda desde entonces como “Los mártires de Chicago”.El corresponsal de La Nación de Buenos Aires en Chicago, nada menos que el apóstol cubano José Martí, escribió el relato de la ejecución: “...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: “¡La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora!”. Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...”.

Finalmente varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de ocho horas. Sin embargo, Estados Unidos es el único país importante del mundo que no recuerda el 1º de mayo: al día de hoy tampoco hay ninguna placa ni monumento recordatorio en el Haymarket Square de Chicago.

En nuestro país, el 1º de mayo ha sido en el pasado una jornada de lucha; y hasta hemos conocido períodos en los que la fecha se pudo transformar en alegres y fantásticas fiestas del Trabajo que convocaban a millones.
Pero la ciega perversión del proceso histórico contemporáneo (aquí y en todo el mundo) ha terminado produciendo una curiosa involución del sentido, haciendo aparecer al trabajo como un recurso escaso producto de la riqueza, cuando resulta que precisamente el trabajo es el origen de todas las riquezas. Lo cierto es que los bienaventurados que aún trabajan lo hacen en condiciones cada vez peores que, en lugar de otorgar dignidad, la quitan. Y comparten con los que son expulsados del mundo laboral el hambre de todos los días y la vieja injusticia que hace décadas se creía superada. Por todo ello, los pocos que disfrutan plenamente de un empleo y de un ingreso digno van de a poco reemplazando la sana esperanza popular heredada de su comunidad, por un especie de ruego laico de patas cortas, alienado y alienante: “que a mí no me toque...”.
Tal vez sea oportuno recordar hoy la advertencia del recién desaparecido Juan Pablo II en su encíclica Laborem Exercens, de principios de su pontificado: “El error del capitalismo primitivo –concebir el trabajo como mercancía o insumo- puede repetirse dondequiera que el hombre sea tratado de alguna manera a la par de todo el complejo de los medios materiales de producción, como un instrumento y no según la verdadera dignidad de su trabajo, o sea como sujeto y autor y, por consiguiente, como verdadero fin de todo el proceso productivo”.

Gentileza Agenda de Reflexión nº 277

viernes, 25 de abril de 2008

Entrevista a Celina Mutti Lovera, fotógrafa del diario La Capital,

AUDIO


Conjuntamente con la visita a la muestra de Fotoperiodismo, ya mencionada en el blog en dos oportunidades, pudimos escuchar a la fotógrafa Celina Mutti Lovera quien desarrolla su labor de reportera gráfica en el diario La Capital de la ciudad de Rosario. No expuso fotos suyas en la muestra pero fue invitada por el profesor de la cátedra de Investigación Periodística, Periodista Alfredo Montenegro.

Comenzó trabajando en el diario hace 9 años y 5 como reportera gráfica en la calle. Comentó en la charla sobre su labor a la que considera "subjetiva" porque el fotógrafo "no puede intervenir en el hecho pero si como se lo puede contar".

Sus comienzos fueron con las máquinas a rollo, “hice un proceso de cambio que fue bueno, para poder evaluar lo digital”. Trata con sus fotografías de “mostrar algo diferente a lo que la gente va ver por la tele, que lo esta viendo en este momento y las las fotos se van a ver mañana”. “Entonces se trata de mostrar una composición diferente, un gesto diferente, tratando de que mi fotografía aporte y potencie lo que el periodista va escribir sobre el tema”.

Romper el silencio de la muestra, todos sentados en uno de los pasillos que dejan panel y panel de fotos, escuchando a Celina ilustrarnos sobre la profesión del reportero gráfico nos ayudó a entender el sentido de la muestra, y más que nada, lo que cada fotógrafo quiere expresar en su producto.

Foto de Celina Mutti Lovera

jueves, 24 de abril de 2008

Fotoperiodismo Argentino 2


"CAPTAR UNA MUERTE CUANDO EN EFECTO ESTÁ OCURRIENDO Y EMBALSAMARLA PARA SIEMPRE ES ALGO QUE SÓLO PUEDEN HACER LAS CÁMARAS FOTOGRÁFICAS". SUSAN SONTAG.

Entrevista creada por un alumno de 2º año de Locución (A.G.DeC.) a partir del prólogo que el periodista Martín Caparrós dedicó a la Muestra Fotográfica de ARGRA.
Locutor: - Martín, ¿Hubo tiempos felices para el reportero gráfico?
M. Caparrós: - Hubo tiempos felices, en que ser fotógrafo era hacer fotos. Ahora, cuando todos –y, por una vez, todos significa casi exactamente todos– las hacen, ¿qué será ser fotógrafo? ...
Locutor: - Y ¿qué será ser fotógrafo?
M. Caparrós: - ser fotógrafo es registrar la realidad para contarla. No crear una realidad alternativa, no inventar formas y colores, no guardar retoños o conquistas en la computadora o el teléfono; contar lo que existe, lo que todos podrían ver si supieran cuándo, dónde, cómo.

Locutor: - ¿Cuándo te impacta una foto?
M. Caparrós: - Me impactan fotos cuando me convencen de que me están mostrando algo que no ví en lo que veo todo el tiempo. Por ejemplo: una de las imágenes más emitidas de la Argentina, la cara de una Mirtha Legrand, es otra cuando una cámara la muestra sin todos esos velos que suelen regalarle –y te convence de que ahí sí hay realidad. Pero también me impacta una foto cuando me dejan imaginar–sin mostrármela–una escena tanto más compleja. Me impactan... –me impactan sobre todo– fotos cuando muestran la historia detenida en un momento, cuando consiguen sintetizar la historia...

Locutor: - ¿Creés que la tecnología, especialmente las "camaritas" (incluyo en este término toda la "chuchería" de vanguardia: celulares, etc., etc.,)van a desplazar el ojo del reportero gráfico?
M. Caparrós: - Medio larga la pregunta, pero puedo pintarte una realidad, mirá: antes sólo a través de fotos mirábamos el mundo. Después el cine y sobre todo, obvio, la tele, tomaron ese espacio. Ahora una foto es una imágen secundaria comparada con las imágenes centrales de la televisión; debe ser, entonces, algo más. Hoy, por ejemplo, un culo desfila por una pasarela, muchas manos se elevan hacia él; casi todas enarbolan –¿enarbolan?– celulares con cámara de fotos: lo registran. Una docena de maquinitas registran ese culo –la imagen de ese culo– atronador. Todos, cualquiera, lo registran: son, en ese momento, bajo el embrujo de ese culo, algo como fotógrafos. O, por lo menos, están fotografiando...

Locutor: - ¿Entónces?
M. Caparrós: - Quiero decir: una foto era un documento irrefutable. En esos días –que duraron más de un siglo– el fotógrafo era el testigo final, el definitivo: la foto era una esclava de la realidad que no podía sacudirse sus cadenas –y, por eso, todos le creían. El reportero gráfico fue el producto y el productor de esta creencia; ahora, cuando las computadoras hacen milagros con las fotos, la foto ya no es un testimonio notarial; debe ser, entonces, algo más: sugerencias, relatos, el momento de mirar con pausa, con el placer del tiempo detenido.

Locutor: - Dejás entrever que la mano del reportero gráfico es irreemplazable, ¿cierto?
M. Caparrós: - Creo que soy claro, ¿no?

Locutor: - Sabemos que has prologado la muestra anual de fotoperiodismo argentino organizado por ARGRA. Observamos que de más de 300 fotos sólo algunos revelan la fruición por una alegría profunda y colectiva, ¿qué opinás?
M. Caparrós: - Poquísimas: hay cinco o seis chicas de colegio coloridas de harinas y pinturas que festejan el final de su bachillerato; hay un candidato que aletea entre cintas y papelitos de colores; hay un presidente cuya figura se adivina detrás de papelitos de colores; hay una ministra de Economía que se ríe de vaya a saber qué antes de una conferencia de prensa; hay un par de deportistas que celebran –pero ya sabíamos que los deportes se celebran, y por eso, seguramente, los seguimos mirando con fruición. Y no hay más.

Locutor: - ¿Hubo tiempos felices?
M. Caparrós: - hubo tiempos felices, no deben ser éstos. O, por lo menos, no salen en las fotos. Por algo será. Algo habrán hecho...

¿CREES QUE LA MASIFICACIÓN DE LA NUEVA TECNOLOGÍA VA A DESPLAZAR EL OFICIO DEL REPORTERO GRÁFICO?

Fotoperiodismo Argentino






1-PABLO A. PUENTE
Buenos Aires, 31 de agosto de 2006
Alejandro y Liliana,
actores de show erótico

2- DANIEL DAPARI
Rosario, 7 de octubre de 2006
Mirtha Legrand, durante
una cena de premiación

3- HORACIO PAONE
Pcia. de Buenos Aires, 14 de agosto de 2006
Jorge Julio López, testigo en el juicio contra el represor
Miguel Echecolatz,

4 -SANDRA CARTASSO
Pcia. de Buenos Aires, 6 de julio de 2006
El presidente de la República Argentina
Néstor Kirchner durante la tradicional cena
con las Fuerzas Armadas en el Palomar


En la Sala Rodolfo Walsh de la Sede de Gobierno de la Pcia. de Santa Fe, calle San Lorenzo 1949, 1 er piso; se está llevando a cabo la Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino Edición XVIII / 2006; organizado por la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (ARGRA).

Con una gigantografía a la entrada de la sala, el periodista y licenciado Martín Caparrós, prologa la exhibición de imágenes eternizadas en un papel que fue lastimado por la luz de un suceso real que el ojo humano (el ojo de quien contempla, saborea y cuenta la realidad - no la virtual o alternativa -)capturó con una lente; como el cazador a su presa...

Seguramente, nos, los estudiantes del segundo año de Locución registraremos en esta bitácora electrónica, las diferentes impresiones que nos dejó la visita que realizamos; y la amena charla que mantuvimos con la reportera gráfica del diario La Capital: Celina Mutti Lovera.

Dicen que para muestra basta un botón...

sábado, 19 de abril de 2008

16 de Abril: Día Mundial de la Voz


El “Día Mundial de la Voz” es el nombre que se le ha dado a una campaña que organizada en nuestro país por la Sociedad Argentina de la Voz forma parte de un movimiento internacional donde participan numerosas Sociedades que se dedican al estudio de este tema.

OBJETIVOS GENERALES:

· Concientizar a la población sobre la necesidad de prevenir y/o tratar los problemas relacionados con la salud vocal.

· Disminuir las tasas de morbimortalidad por patología laríngea (cáncer y otras) a través de la detección temprana de las mismas.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

· Educar a la población para la consulta temprana en caso disfonía de más de tres semanas de duración.

· Instruir a la población sobre los síntomas más frecuentes que deberán inducir la consulta con un profesional especializado (Otorrinolaringólogo) y aclarar que muchas alteraciones de la voz necesitan tratamiento fonoaudiológico.

· Enseñar a la población la relación entre el hábito de fumar y los problemas de la Voz, así como las profesiones llamadas “de riesgo” (Docentes, Vendedores ambulantes, Recepcionistas, etc...).

· Estimular la participación de Médicos, Fonoaudiólogas/os, Profesores/as de Canto y todos aquellos relacionados con la problemática vocal

jueves, 3 de abril de 2008

Discurso fúnebre - Gesta de Malvinas


Ningún pueblo puede existir sin girar la vista atrás, sin dialogar con sus muertos, sin inspirarse en sus grandezas y apartarse de sus miserias, sin reelaborar sus afanes y tener presente sus viejos sueños para poder seguir soñando nuevos. Sin saberse, en suma, parte integrante de esa noble continuidad temporal que se llama patria y que, en la espera de la Patria celeste, hoy y aquí nos hace sentir menos solos, menos esclavos de la muerte, menos abocados a la nada.

Por eso también, ninguna nación se ha hecho grande sin honrar a sus muertos en los campos de batalla.

Hoy lo haremos con nuestros gloriosos héroes caídos en Malvinas, a través de uno de los elogios fúnebres más famosos de la historia y más brillantes de la literatura de todos los tiempos.

Escrito hace nada menos que veinticinco siglos pero de una actualidad conmovedora que muestra la vigencia perenne de las leyes de la naturaleza humana, con pocas palabras, frases densas, cargadas de sentido, altivas, sutiles, Tucídides –el exiliado historiador sofístico ateniense de la guerra del Peloponeso (460-396 antes de Cristo)- relata magistralmente el Discurso fúnebre de Pericles (Libro II, 35-46).

Gentileza Agenda de Reflexión nº 431