domingo, 5 de octubre de 2008

Opiniones imperdibles: "Se perdió el principio de autoridad"

"Un escritor es aquel que todo acontecimiento que sucede lo tiene que poner en palabras (...) Si a un escritor le tiran un guante en la cara, el tipo ni se ofende, ni se pone a gritar, ni le da una trompada al otro, sino que agarra el guante, lo investiga claramente y escribe un texto sobre el guante".

Marguerite Yourcenar

Con un epígrafe sumamente locuaz quisimos introducir la reflexión de uno de los escritores-ensayistas contemporáneos más sensatos de la Argentina. Junto a Osvaldo Soriano y Antonio Dal Masetto conforma la tríada referencial más preclara de nuestra realidad histórica-aluvional (inmigratoria), social y política.

Recomendamos sus opiniones sobre el conflicto agropecuario en el diario Página/12.

Entrevista a Mempo Giardinelli, por Teté Romero para la Revista "Trampas" de la UNLP:

—¿Qué importancia tuvo la Escuela en tu formación como lector?¿Qué clase de Educación Pública conociste?

(...) la educación inspirada en y por Sarmiento, quien a pesar de las barbaridades que en algún momento dijo, y a pesar de lo impulsivo, temperamental y cabrón que parece que era, yo no tengo dudas de que su pensamiento está muy por encima de todo eso. La grandeza de Sarmiento está en que él imaginó, ideó y organizó una educación pública que debía formar una nación por generaciones, y que duró más de cien años. La Argentina fue antes un Estado que una Nación y él inventó un sistema de instrucción pública obligatorio, universal y gratuito, que era igualador, integrador y asimilador de las diferencias, y por lo tanto, profundamente democrático.

Ésa fue la educación pública que conocí y que tanto lamento que haya sido abandonada. Los argentinos lo estamos pagando.

Hoy en día tanto en el ministerio de educación de la nación como en muchos ministerios de provincia, se discute la importancia del tema de la autoridad. Hoy muchos se preguntan cómo recuperar el principio de autoridad en la escuela, y cómo restablecer valores y jerarquías.

Este me parece que es un problema central de la educación en la Argentina: se perdió el principio de autoridad, el principio de jerarquía, que según como se mire puede ser profundamente democrático o elitista, pero entonces y por eso mismo debe ser orientado hacia la igualdad de oportunidades, la decencia y el esfuerzo creativo. Yo creo que ahí es donde falló la escuela pública argentina, porque estableció principios de jerarquía y de autoridad que fueron semillas de autoritarismo. Pero del autoritarismo no pasamos a un ponderado sistema de valores democráticos, en los que la verdadera autoridad es la del saber y el conocimiento, como debe ser en una comunidad educativa. No, nosotros pasamos del autoritarismo de la dictadura a esta especie de libertinaje seudo-democratista que hay hoy, en el que los verdaderos dictadores de la escuela pública y privada son los papás y las mamás que sobreprotegen a los hijos y desautorizan a los maestros y profesores.

Me acuerdo que yo estudiaba Derecho en la UNNE, en el año 65 o 66, y siendo un estudiante como cualquier otro, que aprobaba sus materias normalmente y sin grandes calificaciones, pero que nunca era bochado, de pronto me trabó la carrera un profesor muy oligárquico, de apellido Alsina Atienza, que venía de la UBA y de la Universidad de La Plata una vez por semana a darnos clases de Derecho Civil II. Bueno, a mí ese tipo me bochó siete veces, porque yo era militante y una vez, según él, le falté el respeto. Llegué a ser una autoridad en la materia, y preparé a toda una generación de abogados chaqueños, que aprobaban la materia mientras yo era reprobado una y otra vez. Finalmente la aprobé, pero durante un año y medio estuve trabado en mi carrera por este hombre.

Evoco el caso porque en aquel entonces uno no podía hacer nada, ahí había un discurso claramente autoritario y un estudiante no podía hacer nada. Y por supuesto, en mi familia nadie se metió en el asunto. Hoy, en cambio, supongo que yo iría a un centro de estudiantes, armaría un quilombo mediático, le haríamos un escrache al tipo sacándole trapitos al sol porque seguramente fue colaborador de alguna dictadura, mis viejos y toda mi familia irían a putear al profe y enseguida yo tendría una cátedra paralela en la cual aprobar la materia.

Y bueno, yo no sé cuál es la solución pero seguro no es aquella ni la actual".


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